Qué Es La Inflación

¿Qué es la inflación y qué significa?

¿Qué es la inflación? En una economía de mercado los precios de los bienes y de los servicios están sujetos a cambios. Algunos aumentan y otros disminuyen. Existe inflación cuando se produce un aumento general de los precios, no solo de artículos individuales, que da como resultado que por cada euro puedan adquirirse hoy menos bienes y servicios que ayer.

¿Qué produce una inflación?

Por una parte, puede originarse si el gobierno gasta más de lo que recibe y/o si hay demasiado dinero en la economía. Por otra parte, puede deberse a factores de demanda, oferta, inflación importada y, principalmente a las expectativas. Generalmente, estos factores no son causados por las decisiones de las autoridades.

¿Qué significa que la inflación baje?

Una inflación baja promueve el uso eficiente de los recursos productivos. Por el contrario, cuando la inflación es alta una parte del tiempo de los individuos y una parte de los recursos de la economía se invierten en la búsqueda de mecanismos para defenderse de la inflación.

¿Qué pasa cuando la inflación es negativa?

¿Qué es la deflación y por qué es importante evitarla? La deflación (o inflación negativa) es el fenómeno contrario a la, es decir, una caída general y continuada de los precios de la economía y, aunque puede parecer que una bajada en los precios es algo positivo, la realidad es que la deflación tiene efectos muy perjudiciales en la economía.

  • La deflación puede generar un círculo vicioso en la economía, ya que puede provocar una reducción del gasto y la inversión, lo que supondría un menor crecimiento económico y un aumento en el desempleo.
  • Veamos cómo funciona la deflación: si pensamos que el precio de un producto – por ejemplo, un coche o una televisión – va a bajar, pospondremos nuestra decisión de compra para cuando el precio baje.

Si la creencia de que los precios van a bajar se mantiene en el tiempo y todos los consumidores posponen sus decisiones de compra, las empresas tendrán que bajar los precios de sus productos por la falta de ventas. Además, como los precios han caído, las empresas tendrán menos beneficios y tendrán que reducir costes, por lo que tenderán a bajar los salarios de sus empleados o, incluso, reducir plantilla de trabajadores, provocando un aumento del desempleo.

  1. Al contrario que la inflación, la deflación hace más difícil hacer frente a las deudas, al aumentar la de las mismas, (es decir, el valor de esas deudas en términos de la cesta de consumo).
  2. Esto podría llevar a familias y empresas a no poder hacer frente a sus obligaciones.
  3. Con su objetivo de inflación del 2 % a medio plazo, el puede crear cierto margen de seguridad para evitar este escenario de deflación.

: ¿Qué es la deflación y por qué es importante evitarla?

¿Cuáles son las causas de la deflación?

Qué es la Deflación Z7_3OKIGJ82OO5DC0685DQ3ROIVJ4 La deflación o inflación negativa es el descenso generalizado y continuado de los precios de los bienes y servicios. La deflación está causada por un exceso de la oferta y una reducción de la demanda, y suele estar asociada a crisis y recesiones económicas.

¿Cuáles son las características de la inflación?

Características principales de la inflación Exceso de la demanda de productos y servicios, producida por la cantidad de dinero que está en circulación. Aumento del coste de producción. Se produce como consecuencia del aumento del precio de la materia prima.

¿Cuál ha sido la peor inflacion en México?

4. Epílogo – Salvo el caso singular de las hiperinflaciones del periodo revolucionario, entre 1940 y 1946 México registró niveles de inflación nunca antes experimentados en la historia monetaria del país. Las cifras hablan por sí mismas. De 1936 a 1940 el índice general de precios creció a una tasa anual promedio de 6.5%, en tanto que a partir de 1941 y hasta 1946 esa tasa de crecimiento fue de 16%.

Como se aprecia en la gráfica 2, la inflación atribuible a la guerra se inició a principios de 1941 después de las tendencias recesivas del año de 1940. Los años 1943 y 1944 fueron de presiones inflacionarias más críticas, las cuales empezaron a ceder sin desaparecer hacia fines de 1945 y durante 1946.

En el cuadro 13 se presenta esa misma información, pero en términos de los promedios anuales del índice de precios al mayoreo de la ciudad de México. A partir de su base en 1939, este índice avanzó de un nivel de 102.5 en 1940 a 145.7 en 1943, para cerrar el sexenio con un promedio de 228.7 en 1946. 32 conceptos genéricos. Base 1978 = 100. Fuente: Banco de México, informes anuales, 1936-1946. CUADRO 13 ÍNDICE DE PRECIOS AL MAYOREO EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Años Promedio anual* Incremento anual
1940 102.5
1941 109.3 5.6
1942 120.6 10.3
1943 145.7 20.8
1944 178.5 22.5
1945 198.7 11.3
1946 228.7 15.1
* Base 1939 = 100 Fuente: Banco de México, Vigesimaquinta asamblea general ordinaria de accionistas, México, s.e., 1947, pp.79-81.

Resulta extraño que el periodo de la guerra mundial no haya sido objeto de un análisis más profundo por parte de los investigadores y expertos en historia económica. Las hostilidades y su desenvolvimiento produjeron una suerte de condiciones de laboratorio propicias para el análisis económico.

De ahí que dicho periodo esté a la espera de más y mejores estudios que vengan a complementar el presente esfuerzo. El tema de mayor interés para esta investigación es el de la inflación. Si una de las grandes preocupaciones nacionales de esa época provino del crecimiento observado de los precios cabe plantearse las siguientes preguntas: ¿Qué pudo haberse intentado para aminorar las presiones inflacionarias? ¿Cuáles factores causales de presiones alcistas estaban al alcance de las políticas a disposición del gobierno y cuáles fuera de ellas? En agosto de 1945, Juan F.

Noyola hacía desde su tribuna en la Revista de Economía un recuento acerca de los orígenes de la inflación que México había padecido en esos años. Las causas del aumento de precios pueden clasificarse, repitiendo cosas ya demasiado sabidas, dentro de los siguientes grupos: primero, aumento de la circulación monetaria; segundo, insuficiencia de la producción; tercero, ineficacia de los sistemas de transporte; cuarto, competencia entre los mercados nacionales y los extranjeros (en el caso de artículos que son a la vez de consumo nacional y de exportación); quinto, dificultades para importar; y sexto, acaparamiento.

La cita es relevante porque, por un lado, revela la manera de pensar predominante en ese tiempo entre los observadores más connotados de la realidad económica nacional. Por otro, es una manifestación indirecta de la forma y el sentido en que ha avanzado el pensamiento monetario. Hoy existe un consumo casi universal de que en el largo plazo (o sea, en última instancia) la inflación es un fenómeno esencialmente monetario.

Noyola estaba en lo cierto al percibir que las presiones inflacionarias del periodo provenían de una serie de factores de origen diverso que hacían de la causalidad del fenómeno algo muy complejo de analizar. Sin embargo, si los impulsos inflacionistas que con claridad menciona Noyola no hubiesen sido validados por una política monetaria y una política fiscal claramente expansionistas, la inflación hubiese resultado mucho menor de lo que fue.

En realidad, dadas todas las circunstancias agravantes, lo sorprendente es que la inflación de la época no fuese más elevada. La pregunta surge en particular al comparar la experiencia inflacionaria de la época de la guerra con las que se sucedieron más de 25 años después —las de las décadas de los setenta, ochenta y noventa— y en las cuales la inflación fue muchísimo más virulenta.

El asunto es sumamente interesante y volveré a él más adelante. Continuando con la cita de Noyola habría que preguntarse, en primer lugar, si la autoridad pudo haber propiciado un mayor volumen de la producción general mediante medidas de política económica.

  • El sexenio avilacamachista se caracterizó por una verdadera pasión en cuanto a la promoción de la actividad productiva.
  • Aunque muy cuestionable desde el punto de vista de la especialización a que debe apegarse un banco central, el capítulo 2 de este volumen es la bitácora de los esfuerzos desplegados por el Banco de México a manera de contribución para la consecución de la meta consentida de ese régimen: la promoción industrial.

En muy buena medida, el activo programa de obras públicas de la administración avilacamachista respondió al objetivo de estimular la producción. Según la lógica entonces esgrimida, esto era así tanto porque la derrama en sueldos y salarios alimentaba la demanda agregada, como porque las obras emprendidas ampliaban la infraestructura necesaria para la producción.

En opinión de James W. Wilkie, Ávila Camacho continuó con la política cardenista de canalizar una participación creciente del gasto público al fomento económico. La inversión gubernamental se concentró en la creación de una infraestructura amplia para propiciar la inversión privada. Dicho esfuerzo de promoción estuvo apoyado por una política muy activa de financiamiento a ciertos sectores productivos, en especial a la agricultura.

Todo ello, hay que reiterarlo, a pesar de las repercusiones inflacionarias que provocaba. A fin de recuperar la confianza de los inversionistas, el régimen de Ávila Camacho decidió también limar los aspectos más ásperos del programa cardenista de gobierno.

Así, dicho régimen dio oportuno carpetazo a la política de expropiaciones y a la estrategia de incitar los enfrentamientos entre capital y trabajo. En paralelo con la moderación de la retórica oficial, igualmente se tomó la importante decisión de derogar el impopular “impuesto al superprovecho”, mecanismo tributario orientado a poner un techo a la tasa de rentabilidad de las inversiones.

Complementos importantes de esa política de estímulo fueron las exenciones fiscales, el control del movimiento obrero, una política de tributación moderada, la reconciliación con la clase empresarial y la protección arancelaria. El régimen de Ávila Camacho nunca fue muy pródigo en cuanto a declaraciones sobre la inversión externa, pero en esta materia también el mensaje fue muy claro.

Durante su campaña presidencial, Ávila Camacho apuntó que al igual que la inversión nacional, la inversión extranjera sería bienvenida y recibiría las garantías establecidas por la ley. Independientemente de las imperfecciones administrativas propias de las mencionadas políticas de fomento, al logro de un mayor nivel de producción se levantaron obstáculos de otra índole.

Obstáculos que tuvieron principalmente su origen en el difícil entorno externo en que se movió la economía mexicana en aquella época. Estos obstáculos se manifestaron principal, aunque no exclusivamente, en la inelasticidad de la oferta de bienes de capital, materias primas e insumos para la producción que experimentó el país en el periodo.

Según el informe del Banco de México de 1943, por diversas causas en ese año el país no logró alcanzar el éxito deseado en materia de producción. Por lo que hacía a la producción agrícola, debido a consideraciones climáticas desfavorables y en lo referente a la industrial, “por la falta de nuevos equipos y refacciones”.

Esta última fue la causa de que en ese 1943, los índices de producción de diversas industrias, como la del hierro, cerveza, cigarros, cemento, papel y vidrio, subieran “en forma modesta en comparación con la demanda del mercado nacional”. En general, concluía el documento citado, el proceso de industrialización del país había quedado “definitivamente pospuesto” por las siguientes razones: Primero, por la imposibilidad casi absoluta de obtener equipo.

Segundo, por la escasez de fuerza, la cual se ha intentado corregir a través de un programa de inversiones enormemente pequeño para necesidades constantemente crecientes, cuando menos diez veces mayores y, tercero, por la escasa o ninguna mejoría de los transportes estorbada por: a) falta de vehículos de motor (hoy en menor número que antes) y por b) ausencia de una organización disciplinada de los ferrocarriles.

Mientras no se obtenga equipo industrial en planes organizados, mientras no se aumenten en forma importante las inversiones para fuerza motriz y no mejore el equipo y la organización en los transportes, todo esfuerzo de industrialización será necesariamente precario, incompleto, subordinado y esporádico.

Como bien lo señala Noyola, el problema de los transportes fue uno de los factores causantes de la inelasticidad de la oferta al impedir la distribución de la producción. Para el Banco de México el análisis de este problema llegó a ser objeto de un capítulo especial en sus informes anuales. Ello, a pesar de no ser la de los transportes una materia directamente relacionada con las cuestiones financieras o monetarias.

En los informes de 1942 a 1945 se reiteran con distinto énfasis los mismos argumentos. En primer lugar, que la guerra había interrumpido casi totalmente el comercio marítimo; en segundo, que el transporte terrestre en vehículos automotores había quedado severamente limitado por la falta de neumáticos y refacciones y por la imposibilidad de aumentar el parque vehicular mediante la adquisición de nuevas unidades.

Así, según el informe de 1943, “el tráfico por carretera que había venido aumentando desde 1934” disminuyó en forma notable en 1942 y en el año subsiguiente “por falta de refacciones y llantas”. Por lo anterior, el gran peso de la transportación recayó sobre los ferrocarriles, los cuales, por razones administrativas y principalmente materiales, fueron incapaces de satisfacer plenamente la demanda.

En 1942, con la concurrencia de las autoridades norteamericanas, se creó una comisión mixta para la rehabilitación de la empresa ferroviaria. Sin embargo, a pesar de los apoyos de la llamada Misión Técnica Norteamericana, todavía en 1946 la situación de los ferrocarriles era altamente insatisfactoria.

Así, como lo apunta el informe anual correspondiente a ese último año, el número de pasajeros transportados por los ferrocarriles disminuyó de 38 millones —cifra máxima alcanzada en 1944— a 33 millones dos años después. La carga productiva transportada se mantuvo relativamente constante “ya que solamente aumentó 0.5 por ciento con respecto al año de 1945, habiendo bajado el transporte de minerales en 5.5 por ciento”.

El índice de carga transportada (1929 = 100) aumentó de 142 en 1941 a 155 en 1944, 163 en 1945 y 163 en 1946. Mucho ha avanzado la macroeconomía moderna como resultado de los esfuerzos por encontrar explicaciones eficientes y operativas para el comportamiento de la balanza de pagos.

Ante la insatisfacción con los enfoques hasta entonces manejados, a finales de los sesenta y principios de los setenta surge el llamado Enfoque Monetario de la Balanza de Pagos (EMBP). La enseñanza principal del EMBP es que la balanza de pagos es un fenómeno esencialmente (aunque no exclusivamente) monetario.

En el EMBP el comportamiento de las funciones de oferta y demanda de dinero es fundamental para entender el desenvolvimiento de largo plazo de la balanza de pagos. Por el lado de la oferta, con un régimen de tipo de cambio fijo, la base monetaria tiene una fuente de origen externo (la reserva) y otra de origen interno (el crédito primario del banco central).

  1. Y este vínculo entre el crédito primario interno y la oferta monetaria es el origen de la relación entre las finanzas públicas y la balanza de pagos.
  2. En el “Informe Anual del Banco de México” de 1988 se pone de relieve la elevada correlación histórica observada en el periodo de 1965 a 1988 entre la cuenta corriente de la balanza de pagos y el balance operacional del sector público (definido este último como el superávit primario más los intereses de la deuda pública en términos reales).

Cabría, sin embargo, preguntarse ¿por qué la correlación anterior no se cumplió en el periodo de 1939 a 1945? ¿No es esto prueba de las tan mencionadas rigideces de oferta que tanto se invocaran para explicar la inflación en ese periodo? ¿Dada la situación fiscal entonces existente, no hubiera sido de esperarse un mayor déficit promedio en la cuenta corriente? ¿No es lo anterior evidencia de la inelasticidad de la función de importación con respecto a la demanda agregada interna? Vale la pena analizar esa relación o desinterconexión entre rigideces de oferta y balanza de pagos.

  1. El análisis del Banco de México mencionado líneas atrás se apoya en una conocida identidad de la contabilidad nacional particularmente relevante para las economías abiertas al comercio exterior y al flujo de capitales.
  2. Según esa identidad, el resultado de la cuenta corriente es igual al ahorro neto del sector privado más el ahorro neto del sector público.

En notación matemática, CC = (Yd – C – 1) + (T- G); en donde CC es Cuenta Corriente; Yd, Ingreso disponible; C, consumo privado; 1, Inversión privada; T, Ingresos fiscales, y G, Gasto Público. Así, dado un nivel constante de inversión y de ahorro neto privado, el resultado en la cuenta corriente quedaría explicado por el comportamiento de las finanzas públicas.

No es remoto que quizás el caso de México para el periodo de 1965 a 1988 haya sido semejante al descrito, dada la correlación tan precisa que se encontró entre las cuentas fiscales y la cuenta corriente. La aplicación de este ejercicio a la década de los cuarenta se enfrenta a la dificultad de que en ese tiempo la contabilidad nacional y la estadística macroeconómica se encontraban en un estado muy incipiente de desarrollo.

A principios de los cincuenta, John S. de Beers descubrió esa realidad tanto para los datos fiscales como respecto a la información de la balanza de pagos. De Beers encontró que los datos oficiales de finanzas públicas eran incompletos, entre otras razones, porque no incorporaban las partidas presupuestales extraordinarias, los subsidios virtuales y otros ajustes fiscales.

  • El propio De Beers hizo una estimación del déficit fiscal que se recoge en la primera columna del cuadro 14, y la cual se complementa con otro cálculo publicado por el Banco de México en 1950.
  • La información de dicho cuadro es útil a dos fines.
  • En primer lugar, para formarse una idea del nivel aproximado del saldo fiscal en cada uno de los años del periodo estudiado, a fin de evaluar su gravitación sobre la marcha general de la economía.

En segundo orden, a fin de sentar las bases para analizar la relación entre las cifras fiscales y la cuenta corriente. CUADRO 14 DÉFICIT Y SUPERÁVIT FISCAL: ABSOLUTO Y RELATIVO (pesos)

Años A Saldo fiscal Estimación de De Beers (Millones) B Saldo fiscal Estimación de Banxico (Millones) C PIB (Miles de Millones) A/C (%) B/C (%)
1940 – 169 + 14.7 6,200 2.7 + 0.2
1941 – 168 – 81.2 6,900 2.4 – 1.2
1942 – 238 – 202.4 8,300 2.9 – 2.4
1943 – 23 + 40.3 10,500 0.2 + 0.4
1944 – 50 – 37.0 13,400 0.4 – 0.3
1945 – 161 – 151.4 16,000 1.0 – 0.9
1946 – 1 + 3.1 19,200 0.0 + 0.0
— Déficit + Superávit Fuentes: A y C: John S. de Beers, “El peso mexicano, 1941-1949”, Problemas Agrícolas e Industriales de México, enero-marzo de 1953, vol. V, núm.1, pp.16 y 70. B: Banco de México, Vigesimanovena asamblea general ordinaria de accionistas, México, 1951, p.57.
You might be interested:  Qué Es Citrato De Magnesio

En cuanto a lo primero, es evidente que a pesar de las dudas sobre las estadísticas correspondientes y las discrepancias entre las distintas estimaciones, en ninguno de los años bajo estudio se produjo un déficit fiscal verdaderamente importante en términos relativos.

Es decir, medido con relación al PIB. Ésta, sin duda, es una de las explicaciones por las cuales la inflación no resultó en esa etapa mucho mayor que la reportada. La segunda cuestión no es tan sencilla de estudiar. Tomando en consideración, no el monto del déficit público, sino la expansión de los medios de pago, es sorprendente que no se hubieran registrado, ya no digamos excedentes menos cuantiosos en la cuenta corriente, sino incluso déficit.

De los datos del cuadro 14 se desprende que, excepto en 1941, en todos los años del periodo 1940-1945 los balances fiscales de signo negativo estuvieron acompañados de saldos marcadamente positivos en la cuenta corriente. En contraste, a partir de 1946, supuestamente el año en que empezaron a desaparecer las rigideces para la importación por la conclusión del conflicto bélico, el balance fiscal y el saldo de la cuenta corriente tuvieron, como era de esperarse, el mismo signo.

  1. Lo que es más, de 1947 en adelante parece darse una mayor congruencia entre los montos relativos de estas variables.
  2. Lo expuesto constituye una indicación de que las dificultades para importar fueron determinantes para que no se tuviera déficit en la cuenta corriente.
  3. Por otro lado, en su momento se identificó a la especulación como una de las principales causas de la subida de los precios.

Según la opinión prevaleciente, en parte el acaparamiento propiciaba la elevación de los precios, porque su subida difundía y arraigaba la expectativa de nuevas alzas. Como se vio en el capítulo 5 del volumen III de esta historia, el acaparamiento fue motivo de clamor público, disturbios, protestas y denuncias contra autoridades, productores y comerciantes.

Sin embargo, con una perspectiva retrospectiva sabemos que la influencia inflacionaria de la especulación es dudosa. Ello, porque la especulación no sustrae a los bienes objeto del acaparamiento de la oferta, sino que únicamente pospone su aparición en el mercado. Incluso en un momento dado la especulación hasta puede tener un efecto estabilizador cuando los bienes acaparados reaparecen a la venta.

Hay pocos fenómenos tan difíciles de evaluar y cuantificar como el acaparamiento. Un posible procedimiento de estimación hubiera sido mediante la comparación de las cifras de producción y consumo de la época de la guerra en contraste con las de los años precedentes.

No obstante, dos dificultades se oponían a la utilización de esa metodología: la imprecisión y poca confiabilidad de las estadísticas respectivas y el hecho de que tratándose de periodos históricos tan distintos, seguramente cualquier comparación intertemporal resultaría inexacta y quizá hasta ociosa.

El informe del Banco de México de 1944 sugería otro método indirecto de medición para el fenómeno:,a los factores especulativos debe atribuirse una parte importante del alza. Un indicio significativo de este tipo de fenómeno lo constituye el hecho de que en muchos casos los precios al menudeo se elevaron en mucha mayor proporción que los precios al mayoreo, sobre todo tratándose de artículos alimenticios, y de que, además, ocurría frecuentemente que a los precios oficiales no era posible adquirir los artículos sino en el mercado negro a cotizaciones mayores, o bien se obtenían mercancías de mucho más baja calidad que aquella a la que correspondía el precio tope.

  • De 1941 a 1945, el incremento promedio anual del índice general de precios al mayoreo en la ciudad de México fue de 14.2%, en tanto que para el índice del costo de la alimentación en la ciudad de México fue de 20.5%.
  • Los años de presiones inflacionarias más intensas, ya se ha dicho, fueron los de 1943 y 1944.

En 1943 el índice de precios al mayoreo creció 23% y el del costo de la alimentación en la ciudad de México 38.2%, mientras que para 1944 esos incrementos fueron, respectivamente, de 24.3% y 38.6%. Sin embargo, es evidente que la descripción contenida en la cita permite un análisis de los hechos que no valida la hipótesis de que éstos fueran prueba de la existencia de conductas especulativas.

  1. Veamos: en primer lugar, el que los precios al menudeo resultaran mucho más elevados que los del mayoreo no necesariamente es una manifestación de que existe especulación, sino de que hay demasiado intermediarismo.
  2. Es decir, de que las cadenas de distribución eran demasiadas largas, algo que no necesariamente constituía un fenómeno novedoso en el contexto de la economía mexicana de entonces.

Por lo demás, el hecho de que frecuentemente a los precios oficiales no pudieron conseguirse los artículos deseados más que prueba de especulación era de la existencia de mercados negros. La causa original del fenómeno es la que siempre da origen al surgimiento de ese tipo de mercados: el hecho de que el precio oficial sea inferior al que sería de equilibrio de existir un mercado no regulado.

  • Y lo que pasa es que en el mercado negro los precios resultan aún más elevados.
  • Ello, toda vez que deben incorporar para el oferente una prima compensatoria por el riesgo de ser descubierto en sus actividades por la autoridad.
  • Por último, la explicación de que al precio controlado únicamente pudieran conseguirse productos de menor calidad era una expresión más de que los precios tienden a situarse en un nivel de equilibrio de mercado.

Así, el producto de mayor calidad iba al mercado negro y el de menor calidad al mercado oficial. Para los productores, dicha práctica debe haber sido una manera de maximizar ingresos y probablemente su existencia confirmaba el hecho de que en la realidad la inflación era mucho más elevada que lo que revelaban los índices de precios.

Como se relata en “Tareas regulatorias no monetarias”, el gobierno de Ávila Camacho hizo grandes esfuerzos para perseguir la especulación, supervisar desde la producción de los artículos hasta su venta al consumidor y suplantar a los mecanismos privados de distribución y comercialización. El combate a la especulación descansa principalmente en la posibilidad de erradicar las causas de la elevación de los precios.

Desde el punto de vista de la oferta, quizá las autoridades no pudieron haber conseguido más de lo que lograron: se prohibió la exportación de productos escasos (cereales, oleaginosas, etc.); hasta donde fue posible se procuró la importación de bienes de primera necesidad; se impulsó la producción aumentando los precios de garantía al productor, se les extendió crédito subsidiado a los productores; se otorgaron pólizas de seguro a las cosechas, etc.

  1. Sin embargo, en pocas o en ninguna ocasión se mencionó —y menos se reconoció— que indirectamente la autoridad pública propiciaba la especulación mediante una política fiscal y una política monetaria marcadamente expansionistas.
  2. Al acaparamiento lo alimenta la inflación, la cual era precisamente la consecuencia que era de esperarse de las políticas económicas que se seguían.

De hecho, el gobierno avilacamachista moduló su política fiscal en función de la agudeza relativa de las presiones inflacionarias. Sin embargo, este esfuerzo nunca se realizó de manera total ni se mantuvo en vigor durante todos los años del sexenio. Así, ya bien avanzado el año de 1942 se decidió acudir a la restricción de la política fiscal con el fin de contener las presiones alcistas que se hacían cada día más intensas.

  • Y esto es comprensible, desde el momento en que 1943 fue el año en el cual se padecieron mayores presiones inflacionarias.
  • Por el lado de los ingresos, la acción más decidida se anunció a principios de 1943 cuando se aprobaron varias modificaciones tributarias con el fin de elevar la recaudación.
  • Estas modificaciones se introdujeron principalmente en el ámbito del impuesto sobre la renta.

Así, mediante un decreto del 22 de enero de 1943 se elevaron las tasas correspondientes a las cédulas I, II y III de ese gravamen. Por la cédula I se gravaban las utilidades derivadas de negocios comerciales, industriales o agrícolas; según la cédula II, los ingresos procedentes de intereses, dividendos, rentas, regalías y participaciones.

Finalmente, por la cédula III, los provenientes de la explotación del subsuelo o de concesiones otorgadas por el Estado. Así, el decreto aludido elevó la tasa máxima para la cédula I del 20 al 30%. Por su parte, la tasa máxima de la cédula II pasó del 26.5 al 33.1% y la cuota superior de la cédula III del 33 al 41.2%.

A lo anterior se agregó un nuevo gravamen dentro de la cédula II: el impuesto sobre dividendos, el cual aumentó en cerca de 36 millones la recaudación de ese renglón. Por lo expuesto, no resulta raro encontrar que la recaudación del impuesto sobre la renta se elevó, en términos corrientes, de 55 y 77 millones de pesos respectivamente en 1941 y 1942, a 217 y 302 millones en 1943 y 1944.

  1. Para el ejercicio fiscal de 1943, aparte de las modificaciones introducidas al régimen del impuesto sobre la renta, también se crearon dos nuevas contribuciones y se elevaron las tasas de algunas otras.
  2. En cuanto a lo primero, se creó un impuesto para gravar las compras de anhídrido carbónico por parte de los fabricantes de aguas gaseosas y un gravamen especial para la industria de hilados y tejidos.

Respecto al incremento de tasas, se elevaron las correspondientes al impuesto sobre la exportación de diversos productos de primera necesidad con el fin de desalentar su salida del país. Las estadísticas fiscales muestran que durante el año de 1943 los ingresos del fisco se incrementaron en casi 12%, siendo que en promedio para el lustro de 1940 a 1945 la tasa de crecimiento de ese renglón había sido de 3.1%.

De 1942 a 1943, los ingresos del Estado aumentaron en casi 12% al pasar, a precios de 1940, de 801 a 895 millones de pesos, en tanto que para 1945 los mismos apenas habían llegado a 862 millones. Sin embargo, más que sugerir un cambio en la política impositiva, las medidas tributarias de 1943 deben interpretarse como una mera acción coyuntural.

Aunque en ese año la participación de los ingresos tributarios dentro del PIB aumentó ligeramente (10%), para el lapso de 1940 a 1946, ésta fue en promedio de tan sólo 8.9%. En su momento, no pocos analistas apuntaron la deseabilidad de que las autoridades intentasen incrementar la carga tributaria y, en particular, los impuestos directos.

El propio Banco de México indicó esta posibilidad en su informe anual de 1946. Pero el ministro Suárez siempre insistió en la necesidad de la moderación impositiva: Paralelamente a su propio programa de inversiones, el Gobierno consideró su deber alentar y apoyar la inversión privada para la organización de nuevas empresas de preferencia industriales.

Así, para señalar un aspecto muy claro de esta actitud, puede mencionarse desde luego la política tributaria. México se decidió firmemente por la moderación en los gravámenes. Al terminar la guerra mundial el erario recaudaba, a través de impuestos seguramente menos del 8% del ingreso nacional; cifra cuya modestia se pone de relieve cuando se considera que en otras naciones la participación por ese concepto (excedía) del 30%.

Sin embargo, más que intervenir en el lado de los ingresos, cuando se consideró oportuno modular la política fiscal a fin de contrarrestar las presiones inflacionarias se apeló al ajuste de los egresos. El año clave fue el de 1943. En tanto que en ese año los ingresos fiscales se incrementaron en términos reales aproximadamente 12%, los egresos aumentaron en tan sólo 1.4%.

Así, mientras de que 1940 a 1942 el déficit financiero del gobierno fue en promedio de 2.12% sobre el PIB, para 1943 se redujo al 0.30%. Por otro lado, habiéndose constituido en un fenómeno de tan cardinal importancia para el comportamiento de la economía mexicana en la época de la guerra, sorprende que el ingreso de capitales no haya sido en su momento objeto de un estudio más sistemático y profundo.

¿Qué provocó el arribo masivo de capitales a nuestro país? ¿Por qué fue precisamente México el país más favorecido por esas corrientes? ¿De dónde provenían, quiénes eran los tenedores y cuáles sus motivaciones? A falta de indicios factuales y atendiendo a algunas referencias aisladas, es posible hacer la siguiente deducción.

En primer lugar, que una porción importante de ese flujo fue de fondos provenientes de países amenazados por el expansionismo militar alemán o de centros financieros cercanos a los frentes de guerra. Por lo demás, no es remoto suponer que refugiados del terror nazi de religión judía llegaran a estas tierras acompañados de sus capitales.

  1. Una segunda categoría fue, probablemente, de capitales mexicanos que previamente habían huido del celo ideológico del cardenismo y que regresaban al país empujados por la circunstancia histórica y atraídos por la moderación del régimen de Ávila Camacho.
  2. Asimismo, posiblemente algunos inversionistas de los Estados Unidos trajeron capitales en busca de un mejor rendimiento o en previsión de que el gobierno estadounidense impusiera controles cambiados o de algún otro tipo.

Según la teoría, son tres los factores que determinan el movimiento internacional de capitales: rendimiento, riesgo y liquidez. La mayoría de los modelos suponen un mundo sin fricciones ni incertidumbre, en que los capitales se mueven internacionalmente para igualar las tasas de rendimiento.

Desafortunadamente, con demasiada frecuencia la realidad es un poco más compleja que lo que se imagina en los modelos. Sin embargo, nada es comparable al verdadero trastocamiento que ocasiona en los mercados una situación de trastorno bélico. Tan sólo una ojeada a la historia de la humanidad nos revela a la guerra como un fenómeno recurrente, que aparece en todas las épocas con su secuela de destrucción, muerte y sufrimiento.

Sin embargo, el terrible siglo xx nos reservó, junto al surgimiento de los totalitarismos modernos y de un egocéntrico culto a la personalidad, la novedad de la guerra total. Guerra total no sólo en el sentido geográfico de que se vieron involucrados, o de alguna manera afectados, por el conflicto todos los países del orbe, sino en un sentido económico.

  1. Por la excepcional pluma de Sayers sabemos que durante la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra el mecanismo de mercado y de precios fue en buena medida reemplazado por controles administrativos.
  2. Ello, a fin de asegurar una casi total asignación de los recursos productivos al esfuerzo bélico.
  3. Algo semejante ocurrió en la economía norteamericana, donde, entre otras medidas, se implantaron controles para los salarios, precios, exportaciones, importaciones y regulaciones sobre los activos financieros de ciudadanos extranjeros.

Otros mecanismos característicos de la economía de guerra fueron el racionamiento de bienes de capital y de consumo, el ahorro forzoso y la expropiación de activos fijos. Por lo demás, la guerra no es sólo la ausencia de paz. Sobre todo durante el segundo quinquenio de los treinta, las tensiones internacionales en Europa fueron en constante aumento hasta desembocar, en septiembre de 1939, en la invasión de Polonia por parte de la Alemania nazi.

  1. Así, lo que en un principio fue incertidumbre y desconcierto pronto se convirtió en temor creciente a medida que avanzaron las hostilidades.
  2. Quizás el verdadero pánico no se empezó a sentir sino hasta la caída de Francia en el verano de 1940.
  3. Es difícil describir en tiempos pacíficos la psicología de aprehensión propia de las épocas bélicas.

Tampoco las motivaciones económicas de las personas pueden ser las mismas. Mientras que en un ambiente más o menos libre de restricciones burocráticas y con cierta estabilidad la principal motivación de los movimientos de capital es el rendimiento, durante la guerra lo fue el riesgo y, en alguna medida, el factor de la liquidez.

Es evidente que en tiempos de guerra el riesgo de una inversión financiera se conceptualiza de manera diferente que en tiempos de paz. Así, una vez que la situación bélica se difunde en Europa y después en Asia, el riesgo ya no es sólo el de obtener un rendimiento por debajo del esperado o sufrir un quebranto en el principal, sino el peligro de pérdida total del capital.

La confiscación y no otra cosa hubiera sido la suerte de cualquier capital libre que cayera en manos del régimen nazi, o en Asia, en poder de los ejércitos japoneses de ocupación. Por tanto, resulta fácil deducir que una vez derrotadas Francia, Noruega, Dinamarca y los Países Bajos, ningún capital podía seguir sintiéndose seguro en Europa en los países que aún no caían en las garras de Hitler.

¿Puede imaginarse lo que hubiera sido de la neutralidad suiza o sueca de haber sido derrotada Gran Bretaña? Desde luego, los capitales libres pudieron haber huido a esos países neutrales o a la propia Inglaterra. Sin embargo, los mecanismos regulacionistas que en materia económica se implantaron en esas naciones fueron otra razón para disuadir a los tenedores de esos capitales de fluir hacia ahí.

De dichos mecanismos, los más directamente atentatorios contra la integridad de las inversiones de portafolio fueron los controles de cambios y de activos propiedad de ciudadanos extranjeros. De hecho, los esquemas de esa naturaleza se habían venido difundiendo y arraigando desde principios de los treinta.

Paul Einzig nos explica que la muerte del laissez faire en materia cambiaria ocurrió con el inicio de las hostilidades durante la Primera Gran Guerra. Obviamente, no es éste el lugar para el recuento de los controles de cambios que fueron adoptados por infinidad de países a raíz de esa guerra y luego, durante la década de los treinta, como reacción a la gran crisis de 1929.

Baste con señalar que para finales de esa década la mayoría de los países europeos y de América Latina habían adoptado controles cambiarios de un tipo u otro, y que cuando estalló la Segunda Guerra Mundial éstos fueron reforzados, buscándose con ello el control total de los capitales disponibles.

Inglaterra, por ejemplo, implantó controles desde el inicio de las hostilidades y los fue endureciendo paulatinamente. Francia tomó dicha decisión a principios de 1940. Aun Suiza y Suecia adoptaron esquemas similares, aunque menos rigurosos que en los países beligerantes. Desde luego, el peligro real y percibido sobre los capitales como consecuencia de las hostilidades fluctuó de acuerdo con la evolución de los frentes de batalla.

El temor fue creciente mientras las potencias del Eje se mantuvieron a la ofensiva, o sea, hasta mediados de 1943. Puede imaginarse un mapa financiero en el momento de la máxima expansión nazi-fascista. Hitler y Mussolini en poder, con algunas excepciones, de la Europa continental, habiendo implantando en ese territorio férreos controles sobre capitales y cambios.

La neutralidad quedó encarnada en Suiza, Suecia e Irlanda, y una neutralidad con inclinaciones fascistas en España. En el oriente, Japón llega a tener dominio sobre todo el Océano Pacífico y buena parte de la plataforma continental, excepción hecha de Australia y Nueva Zelandia. Mientras tanto, África permanece todavía como un continente colonial, que forma parte del área de la libra esterlina.

En realidad, al menos desde el punto de vista geográfico, el continente americano quedó como el único refugio seguro para el capital. Sin embargo, aquí es donde entran las consideraciones de liquidez o libre convertibilidad. Vayamos de sur a norte. De hecho, salvo el caso límite de la Alemania nazi, algunos de los países con mayor tradición controlista en materia cambiaria eran del cono sur latinoamericano.

  • El ejemplo más sobresaliente fue el de Argentina, que de años atrás tenía un control de cambios muy drástico.
  • Asimismo, el resto de las economías más importantes de la zona también adoptaron dichos controles, y en variantes muy extremas.
  • Sobresalen entre ello, los casos de Chile, Uruguay, Bolivia, Brasil, Perú y Colombia.
You might be interested:  Qué Es El Ipc

Por otro lado, los países de Centroamérica, más pequeños que sus vecinos del sur, además de que también adoptaron controles, tenían la desventaja de poseer sistemas financieros muy incipientes y, por lo tanto, poco aptos para recibir y manejar grandes volúmenes de fondos.

Al norte se ubicaba Canadá, miembro de la mancomunidad británica y por lo mismo sujeto a las restricciones al flujo de capitales adoptadas por Inglaterra para la zona de la libra esterlina. Quedaban como opciones para los inversionistas, los Estados Unidos y México. Es muy escasa la información sobre el rendimiento en México en las inversiones financieras en aquella época.

De Beers señala que la tasa de interés era muy superior a la vigente en Estados Unidos e Inglaterra, pero hay que insistir en que hablaba de tasas nominales. En el cuadro 15 se muestran los rendimientos promedio tanto para los bonos financieros e hipotecarios, como para los bonos gubernamentales.

Por lo que hace a Inglaterra, nos relata Sayers que después de mucha discusión y polémica el gobierno de Su Majestad decidió fijar por decreto la tasa nominal de interés en 3%. Según dicho autor, el ahorro requerido para el financiamiento de la guerra tuvo que asegurarse mediante la utilización de métodos “más drásticos y directos” que los del mercado.

En cuanto a los Estados Unidos, la historia de las medidas de política que dieron lugar a una estrategia de tasas de interés fijas y controladas es digna de ser recordada. CUADRO 15 TASAS DE INTERÉS NOMINALES EN VARIOS CONCEPTOS (porcientos)

Tasa de interés promedio en préstamo bancarios Tasa de bonos hipotecarios Tasa de bonos industriales *Tasa de bonos de caminos
1940 9.0 7.4 7.5 6.0
1941 8.0 7.0 7.4 6.0
1942 8.5 7.5 7.1 6.0
1943 8.4 6.8 7.0 6.0
1944 8.8 6.9 7.0 6.0
1945 9.1 7.0 7.0 6.0
1946 10.3 7.3 7.0 6.0
* Títulos de deuda pública Fuente: John S. de Beers, “El peso mexicano, 1940-1949”, Problemas Agrícolas e Industriales de México, enero-marzo de 1953, p.33.

Objetivo prioritario aunque no exclusivo de la política monetaria en los Estados Unidos durante la década de los treinta, fue la estabilidad de la tasa de interés. Según Friedman y Schwartz, a partir de 1932 y durante los años restantes de aquella década las autoridades intervinieron en procuración de la estabilidad de los tipos de interés.

  • Así, en vísperas del inicio de la guerra ya existía consenso entre las autoridades financieras de aquel país (Reserva Federal y Tesoro) sobre la necesidad de estabilizar los precios en el mercado de dinero como parte de la política económica de tiempos bélicos.
  • Por lo mismo, después de varias intervenciones realizadas con esa finalidad de septiembre de 1939 hasta bien avanzado el año de 1941, finalmente en marzo de 1942 las autoridades norteamericanas tomaron la muy importante decisión no sólo de estabilizar la tasa de interés, sino de fijar un techo a los réditos de los bonos gubernamentales de largo plazo.

El tipo elegido fue de 2.5% anual, con lo cual durante la guerra las tasas nominales de interés de corto plazo fluctuaron en niveles aproximadamente dos puntos por debajo de las de largo plazo. No es por tanto extraño que las crónicas financieras recuerden a esta época por los niveles tan reducidos de los tipos de interés en ella prevalecientes.

Así, mientras que al papel de largo plazo se le aplicó un “techo” nominal de 2.5%, los rendimientos de los “Certificados de la Tesorería” a un año fluctuaron en un rango de ⅞ del porcentaje anual a 1¼ y la tasa del papel a 90 días nunca rebasó la cota de ⅜ de 1% anual. Así, dadas las presiones inflacionarias que padeció aquella economía en guerra, los rendimientos reales fueron claramente negativos.

Según Friedman y Schwartz, mientras que durante la Segunda Guerra los Estados Unidos registraron una inflación promedio anual de 5.52%, el rendimiento nominal promedio de los activos financieros fue de tan sólo 0.82% y el real de -4.70%. En términos del Anuario Estadístico del Gobierno de los Estados Unidos, las tasas activas nominales aplicadas por los bancos a los créditos comerciales difícilmente llegaron en el periodo al promedio de 3% anual (cuadro 16),

Año En 19 Ciudades En la Cd. de Nueva York En otras 7 ciudades del Norte y del Este En 11 ciudades del Sur y del Oeste
1939 2.78 2.07 2.87 3.51
1940 2.63 2.04 2.56 3.38
1941 2.54 1.97 2.55 3.19
1942 2.61 2.07 2.58 3.26
1943 2.72 2.30 2.80 3.13
1944 2.59 2.11 2.68 3.02
1945 2.39 1.99 2.51 2.73
1946 2.34 1.82 2.43 2.85
Fuente: John S. de Beers, “El peso mexicano, 1940-1949”, Problemas Agrícolas e Industriales de México, enero-marzo de 1953, pp.29-30.

Como se aprecia, las tasas reales de interés en los Estados Unidos fueron negativas para todo el periodo de 1941 hasta 1946, pero lo mismo fue cierto, y en grado quizá mucho mayor, en México. Lo anterior se muestra en el cuadro 17, en el que se recaban para ambos países los rendimientos nominales y reales obtenidos por los títulos de deuda pública.

  • Al respecto, cabe alertar sobre el carácter aproximado de los datos de tasas de interés reales contenidos en dicho cuadro, ya que las bases técnicas para su cálculo son endebles, al menos en un sentido.
  • Apuntan Friedman y Schwartz en su Historia monetaria de los Estados Unidos, que para la época de la guerra los datos del índice de precios son menos confiables que para otros periodos en razón de los controles de precios que estuvieron vigentes en ese país, principalmente de 1942 a 1946.

Por ello, cualquier estimación sobre tasas de interés reales debe tomarse con las reservas del caso. CUADRO 17 MEXICO Y ESTADOS UNIDOS: RENDIMIENTO NOMINAL Y REAL DE LOS VALORES DE DEUDA PÚBLICA A LARGO PLAZO* (porcientos)

Año Estados Unidos México
(1) Tasa de rendimiento (2) Índice de precios Tasa real (3) Tasa de rendimiento (4) Índice de precios Tasa real
1940 2.58 0.00 2.58 6.0 0.54 5.46
1941 2.52 11.78 -9.26 6.0 5.93 0.07
1942 2.28 16.20 -13.92 6.0 9.20 -3.20
1943 1.98 6.14 -4.16 6.0 23.00 -17.00
1944 1.93 2.09 -0.16 6.0 24.40 -18.40
1945 1.94 1.95 -0.01 6.0 8.81 -2.31
1946 2.00 16.04 -14.04 6.0 15.99 -9.99
* Los plazos de vencimiento de las deudas en ambos países no eran necesariamente los mismos. Fuentes: (1) Henry c. Murphy, National Debt in War and Transtition, Nueva York, Mc Graw-Hill, 1950, p.267. (2) y (4) Banco de México, informes anuales. (3) Manuel Salas Villagómez, La deuda pública. Un estudio general. Examen del caso de México, México, Nacional Financiera, 1950, p.128.

Por lo demás, aunque es altamente probable que lo anterior haya también sido cierto para México, no es posible saber si el sesgo sobre el índice fue semejante en magnitud, mayor o menor, que en los Estados Unidos. Ello en razón de las grandes diferencias entre ambas economías y debido a que el paquete de controles no fue el mismo en los dos países.

De cualquier manera, aun dando lugar a esta consideración, es de destacar la relación singular tanto entre las tasas de interés nominales de ambos países como entre las reales. Sin embargo, al constatar la gran divergencia entre las tasas reales, surge de inmediato la pregunta: ¿cuáles factores pudieron haber motivado que los ahorradores de Estados Unidos buscaran colocar una fracción de sus recursos en México? Parece imposible dar una respuesta categórica a esa interrogante.

Lo que sí resulta factible es aventurar algunas hipótesis. En primer lugar, ello pudo haber estado motivado por la gran diferencia en tasas nominales a favor del papel mexicano. Son muy numerosos y de no poco peso los indicios de que en esa época la ilusión monetaria fue muy difundida.

  1. Sólo de esa manera se explica que el ahorrador norteamericano haya estado tan dispuesto a aceptar tasas reales negativas sin buscar con más ahínco otras formas de proteger sus ahorros de la erosión de la inflación.
  2. En segundo lugar, también pudo haber incidido la amenaza latente de que el gobierno de los Estados Unidos impusiera controles más severos a la tenencia, propiedad y destino de los ahorros.

Después de todo, hay que recordar que por razones bélicas de 1942 a 1945 la economía de ese país llegó a estar severamente regimentada. Seymour Harris, director de la OPA (Office for Price Administration) durante la guerra, ha relatado la profundidad y extensión que llegó a adquirir el sistema de control de precios en ese país, y el cual vino acompañado por muchas otras regulaciones, entre ellas sobre la asignación de los factores productivos, movilidad de la mano de obra, sueldos y salarios, otorgamiento de subsidios y racionamiento de insumos y de bienes de consumo.

  • Además, de muy especial consideración es recordar que en alguna medida aquel ahorro de tiempos de guerra fue forzoso o conseguido mediante procedimientos semicoercitivos.
  • Aparte de que sin duda se utilizaron procedimientos de esta índole, el gran aumento del ahorro requerido para financiar la guerra se consiguió parcialmente como una consecuencia de la aplicación de políticas de racionamiento.

La imposibilidad de gastar en bienes no disponibles indudablemente aumentó la propensión de las personas a incrementar su ahorro. En cuanto al ahorro de las empresas, efecto semejante tuvieron también las normas encaminadas a limitar la acumulación de inventarios o las ampliaciones de planta.

  • Por lo demás, la propia expansión del ahorro fue un estímulo para la diversificación de cartera, lo cual pudo haber aumentado la oferta de recursos para México (o, en su defecto, la demanda de “papel” mexicano).
  • Tres factores contribuyeron a este fenómeno: el gran incremento en ese país del producto nacional, del producto per capita y del ahorro total.

En tan sólo cuatro años, de 1940 a 1944, el PNB de Estados Unidos más que se duplicó al pasar de 101.4 a 214 miles de millones de dólares. Correlativamente, de 1940 a 1945 la deuda pública norteamericana, (“proxy” del ahorro total) aumentó de 42.4 a 256.4 miles de millones de dólares.

Hay otra vertiente de análisis que extrañamente no fue explorada por ningún investigador de aquella época. La pregunta es: ¿cómo fue posible que el capital siguiese fluyendo hacia México si las tasas de interés reales fueran tan marcadamente negativas? De seguro, a la ocurrencia de este fenómeno concurrieron, combinándose en forma compleja, varias causas: primero, la preponderancia del motivo seguridad en el periodo más agudo e incierto del conflicto; segundo, la carencia de alternativas de inversión internacionales para esos fondos; tercero, las exigencias de liquidez y la capacidad del país para satisfacerlas, dado el hecho de que México nunca en su historia había adoptado controles cambiarios y la confianza de que no los adoptaría en el futuro.

Cuarto y último, quizá la subsistencia de una buena dosis de ilusión monetaria: la incapacidad de los agentes económicos para distinguir entre tasas de interés reales y nominales. Al respecto, no parece plausible aceptar la tesis de una ilusión monetaria permanente y generalizada.

  1. O como decía Lincoln, no es posible engañar a todos todo el tiempo.
  2. Tampoco es posible suponer que la totalidad de los tenedores de capital estuvieran animados por las mismas motivaciones y expectativas.
  3. De seguro, al menos algunos grupos buscaron darle mejores perspectivas a sus fondos.
  4. Dígalo si no la experiencia ya relatada de los capitalistas extranjeros que en el periodo intentaron adquirir empresas mexicanas.

Es decir, que buscaron transformar una inversión de portafolio en una inversión real. Mientras que la inversión financiera a plazo daba en México rendimientos nominales de 7%, los precios crecían por arriba del 20% anual. ¿No resultaba racional proteger el deterioro del capital mediante la especulación en las distintas formas que ésta puede tomar? En política, señaló Palacios Macedo en uno de sus polémicos artículos de 1944, la voluntad consiste fundamentalmente en desear ciertos fines.

  • O como dijera un gran escritor francés que al mismo tiempo fue un insigne hombre de Estado (Poincairé), en política las cosas hay que desearlas siempre con sus condiciones y sus consecuencias: “esa es la auténtica, la única posible voluntad de gobierno”.
  • Si el combate a la inflación, si la búsqueda de cierta estabilidad fue supuestamente un objetivo prioritario de la política económica del gobierno de Ávila Camacho, ¿por qué no se tomaron medidas más enérgicas para su consecución? Desde luego, ya se ha dicho, aquella administración pudo haber adoptado una política monetaria menos expansiva en aras de una mayor estabilidad.

Ello habría requerido, consecuentemente, llevar el gasto público a un ritmo más pausado y por ende reducir la brecha entre ingresos y desembolsos. El problema técnico era cuantitativo o de metas: ¿qué tanto debió haberse disminuido el crédito primario del banco central para alcanzar la meta planteada? El problema planteado podría ser de relativa fácil solución en una situación normal: ello, mediante el uso de la técnica que los banqueros centrales conocen como “programación financiera”.

Del mecanismo de creación de dinero sabemos que un nivel de reservas preestablecido se puede conservar si el monto de crédito primario es congruente con dicha meta. Pero, ¿en qué consistía la anormalidad de la circunstancia en que se encontró la economía mexicana en la época de la guerra? Como se ha visto, ésta se manifestó de múltiples maneras, pero para los fines de la presente exposición baste mencionar sólo una de ellas: la inelasticidad de las importaciones.

Ello ocasionó que se diluyera o se debilitara el vínculo causal directo que la teoría prevé entre liquidez y cuenta corriente de la balanza de pagos. En una economía abierta con tipo de cambio fijo, un magnífico indicador para evaluar el signo de la política monetaria es el comportamiento de la reserva internacional.

  • No se tenga la menor duda: si dicha reserva va en descenso, lo más probable es que la liquidez sea excesiva y habrá que restringir la política monetaria.
  • La gran incógnita es si acaso en la época de estudio no pudo haber ocurrido que la liquidez fuera excesiva sin que ello afectara el saldo de la reserva.

La inelasticidad o rigidez de los principales renglones egresivos de la cuenta corriente y la velocidad con que crecía el superávit de la balanza de capitales colocó a la economía mexicana, a partir de 1941, en una situación muy extraña. Era como si de pronto la economía mexicana se hubiera convertido en una economía muy cerrada al comercio internacional pero totalmente abierta al flujo de capitales.

  1. ¿Qué determina el saldo de la balanza de capital? Es muy común que se le considere como una variable exógena.
  2. En ocasiones también se le supone como una constante o se le hace parcialmente endógena al suponer que es función de la tasa de interés.
  3. La verdad es que en el caso que se analiza nos encontramos con uno de los casos más extremos imaginables.

Pues a la vez que el saldo de la cuenta de capital era totalmente exógeno, se trataba también de una variable inmensamente activa que se movía con una gran rapidez. Para contrarrestar la expansión del componente externo de la base monetaria, la autoridad monetaria tenía a su disposición dos mecanismos: la elevación del encaje legal y/o la modulación del nivel del crédito primario del banco central.

El problema, como se aprecia, presenta cierta complejidad y puede abordarse con distintos grados de sofisticación técnica. Sin embargo, es probable que no sea un enfoque de ese tipo el que deba seguirse aquí. Abordando el asunto desde un ángulo analítico más elemental, es conveniente empezar por el hecho de que en una economía cerrada o semicerrada el comercio, el principio cuantitativo, resulta un mecanismo particularmente relevante para explicar el comportamiento de los precios.

Aunque los tratadistas señalan que en el largo plazo siempre se cumple el principio de la teoría cuantitativa del dinero, en el corto plazo y en una economía cerrada la masa monetaria tiene una influencia mucho más directa sobre el nivel de precios que en una economía abierta.

  1. De 1940 a 1945 el agregado monetario M1 creció en términos nominales a una tasa promedio de 26% anual.
  2. Por otro lado, tenemos referencias ambiguas en cuanto al comportamiento que pudo haber tenido la velocidad de circulación en la época de análisis.
  3. Los tratadistas señalan que en épocas de presiones inflacionarias, éstas se exacerban por los efectos que crean sobre las conductas de gasto de la población las propias expectativas de aumento de los precios.

La especulación, la escasez, las compras compulsivas y una continua elevación de los precios provocaron en México durante la época de la guerra precisamente ese tipo de psicología. Por ello, resulta extraño el análisis realizado por De Beers y cuyos resultados sugieren que hubo un posible descenso de la velocidad de circulación del dinero.

A la anterior conclusión llegó ese autor, después de analizar la evolución del índice de rotación de las cuentas de cheques. Según De Beers, de 1939 a 1945 este índice descendió en forma constante aunque moderada para de ahí empezar a elevarse nuevamente. La velocidad de circulación del dinero, afirma De Beers, era una variable difícil de calcular en razón de que en esa época no se disponía de estimaciones para el producto nacional.

Sin embargo, el cálculo de dicha variable a partir de la información de contabilidad nacional publicada años después parece corroborar la tesis de ese autor. Con todo, la anterior conclusión resulta un poco dudosa por contraria al sentido común y a la experiencia histórica en materia económica.

  1. Por un lado, cuando surgen presiones inflacionarias y los precios comienzan a subir la experiencia es que pronto también lo hace la velocidad del dinero, pues resulta poco racional conservar saldos en efectivo.
  2. Además, dados los problemas de abasto que surgieron en el periodo de guerra, es de esperarse que los tenedores de fondos hayan buscado deshacerse lo más rápido posible de su efectivo para adquirir bienes.

Aun suponiendo que la velocidad de circulación se haya mantenido constante durante el periodo, resulta difícil de explicar, si no imposible, el crecimiento relativamente moderado del producto real y, sobre todo, del nivel de precios a la luz del comportamiento de la oferta monetaria (M1).

  1. En el año de 1940, por ejemplo, a un incremento de más del 20% en M1 corresponde un aumento de tan sólo 1% en el índice de precios al mayoreo y de 1.3% en el producto real.
  2. En 1942 M1 se expande en más del 40%, en tanto que el índice de precios lo hace en 11% y el producto real en 6%.
  3. La situación es aún más desconcertante en el año siguiente, cuando el incremento de M1, de más del 50%, tuvo como contrapartida un crecimiento mucho menor en el nivel de precios al mayoreo de 25% y de 4.6% en el producto real.
You might be interested:  Qué Hora Juega El Real Madrid

En suma, son muchas las dudas que se desprenden del análisis de las series citadas. Si ha de creerse la tesis tan reiterada en esos años de que hubo escaseces muy agudas de ciertos artículos, dificultades de transporte e inelasticidad de las importaciones, resultan al menos dudosas las estadísticas que nos indican que de 1941 a 1945 el producto real creció en promedio en más del 6% anual.

  1. Tampoco parece aceptable que dadas las inelasticidades de oferta y la expansión tan acelerada de los medios de pago, el crecimiento del índice de precios no haya sido más acentuado.
  2. Especialmente en los años de mayores dificultades y más alta incertidumbre, que fueron los de 1942 y 1943, los aumentos tan acentuados en el medio circulante repercutieron en incrementos mucho menos que proporcionales en el índice de precios al mayoreo.

En 1942, por ejemplo, M1 creció en casi 40%, aumento principalmente atribuible a la acumulación de activos externos. Sin embargo, durante ese año el aumento de la base monetaria se originó en un 49% de la balanza de pagos y en un 51% del incremento del crédito interno del banco central.

  • En general, de 1940 a 1946 el financiamiento primario extendido tanto al gobierno federal como en la forma de redescuento, principalmente a los bancos de desarrollo, creció a una tasa anual promedio de poco más de 28%.
  • Es decir, en promedio el crédito primario creció más aceleradamente que el agregado monetario M1.

Y la modulación del crédito primario fue el expediente de estabilización al que sólo se recurrió en el año de 1943, cuando el financiamiento del órgano central creció en tan sólo 7% en contraste con los incrementos de 38%, 43% y 44% correspondientes a los años de 1941, 1942 y 1944.

¿Cómo se clasifica la inflación?

Atendiendo a la intensidad de la inflación se pueden distinguir 3 supuestos: Inflación moderada: la subida de precios no alcanza el 10% anual. Inflación galopante: subidas de precios de dos y tres dígitos. Hiperinflación: subidas de precios que superan el 1.000% en un año.

¿Qué significa tener un nivel de inflación de 8%?

A inicios de mayo, se registró una caída de la inflación por debajo del, 8% luego de 12 meses consecutivos de inflación. ¿Qué significa esto en nuestro país en medio de los conflictos sociales y el impacto de los fenómenos climatológicos que sufrimos entre finales de 2022 e inicios de este año? ¿Esta tendencia será sostenida en el tiempo? Conversamos sobre estas y más preguntas con Marco Ortiz, profesor del Departamento Académico de Economía e investigador CIUP.

Tras 12 meses de una inflación creciente, en abril se registró una inflación por debajo del 8%, ¿qué significa este descenso? ¿se podría estimar si esta tendencia será sostenida en el tiempo? Primero hay que hacer una distinción entre inflación y niveles de precios. Por inflación, hablamos de crecimiento de precios; mientras lo que la gente observa comúnmente son los niveles de precios.

Luego de una inflación en tazas altas, cercana a los dos dígitos, vemos que los niveles son más elevados, reflejan un incremento de precios importante. Más que anticipar una caída del nivel de precios, una inflación menor al 8% significa que los precios están comenzando a crecer a un ritmo más lento, pero siguen subiendo.

Esto lo podemos ver con optimismo porque está reflejando lo que Banco Central ha venido diciendo hace algún tiempo, que el proceso inflacionario tiene un componente transitorio (aunque no tanto como se anticipaba), era algo que iba a pasar debido a que este crecimiento de la inflación iba vinculado a la salida de la crisis de la pandemia y a la geopolítica (la invasión de Rusia a Ucrania, por ejemplo, tuvo un impacto importante en el precio de la energía, el petróleo, los granos y fertilizantes).

Todo eso configuró una crisis inflacionaria, con énfasis en alimentos y energía. Actualmente estos precios sí están cayendo desde esos niveles elevados (el barril de petróleo pasó de 100 a 70 dólares) y se configura una inflación más lenta. ¿Por qué la inflación no es menor ante la caída de ciertos precios? Porque el resto de los precios, principalmente aquellos más vinculados a los servicios (que fueron de los más contraídos durante la pandemia) están en aumento.

Ahora, que la OMS decretó el fin de la pandemia, se esperaría que los servicios comiencen a recuperarse. Haciendo las sumas y restas, el nivel de precios va a ser más alto, es decir, los precios no van a volver a ser los que teníamos previos a la crisis, pero su crecimiento va a comenzar a moderarse.

Si, en un primer momento, los precios de la energía y alimentos crecieron muy rápido mientras que los precios de servicios y los salarios no, ahora se espera una recuperación en los salarios y los servicios para recuperar terreno y que terminemos con niveles más altos y una inflación regresando a la meta.

  • En suma, el nivel de precio no importa tanto si es que también el salario y los ingresos aumentan.
  • ¿Siempre la inflación se corresponde a un encarecimiento externo de energía o de otros commodities ? Es producto de varios elementos.
  • El Perú se ha visto afectado, en los últimos meses, por fenómenos climatológicos como el ciclón Yaku y El Niño.

Esto encarece el precio de alimentos, pero este efecto local se enmarca en una tendencia global menor inflación de alimentos y energía que avanza a ritmos más lentos. Desde que comenzó esta crisis se esperaba que la inflación subiera y luego comenzara a caer relativamente rápido; lo que ha terminado ocurriendo es que el inicio de esa caída ha tardado un año más de lo anticipado.

  1. Esto se corresponde, en lo externo, a la invasión de Rusia a Ucrania, y, en lo interno, a los fenómenos climatológicos, sociales (los bloqueos de carreteras encarecen la canasta de consumo).
  2. Aunque estos factores han incidido, el Banco Central ha tomado medidas correctas para moderar estos ritmos inflacionarios.

¿Por qué, pese al crecimiento más lento de la inflación, hay productos como el pollo o el pescado que se han disparado a nivel de precios? No sé si podemos llamar al tema climatológico un fenómeno interno. Es algo que se viene discutiendo muchísimo en el ámbito externo, cómo es que los bancos centrales tienen que afrontar un mundo que va a estar cada vez más golpeado y de manera más frecuente por el clima.

De alguna manera, el aumento de la temperatura en las corrientes marinas tiene un impacto en la pesca. De igual forma en el precio del pollo: a modo de anécdota, entre los especialistas en precios se comentaba que cuando hay mucho calor los pollos “sudaban” – refiriéndose a que afectaban su peso – y salían más chicos, impactando en su precio.

En ese sentido, las cifras récord de calor que hemos estado viviendo en los últimos meses han afectado el precio de muchos productos. Esperamos que estos factores se moderen y que la inflación siga cayendo. Has comentado algo interesante, sobre la discusión que se da en los bancos centrales sobre la adaptación al cambio climático Sí, pero más que esperar que los bancos centrales solucionen este problema, es clave entender que el rol de una banca central, en esencia, no es tener una inflación baja y estable.

Esto es un mandato que las sociedades han entendido como un buen contrato hacia los bancos, pero en líneas generales esto no es lo que los bancos centrales deberían de estar haciendo. Hay cierto tipo de inflación, que es la inflación de demanda, cuando la economía está boyante y se sobrecaliente, para la cual la herramienta monetaria es muy efectiva.

Es decir, el banco central puede de alguna manera apagar estas fluctuaciones de manera eficiente. Pero cuando, la dinámica inflacionaria se produce por temas de oferta como lo que hemos estado viendo, el banco central haría mal en tratar de menguar a estos choques inflacionarios porque está respondiendo a factores reales; es decir, a nadie le gusta que el precio del pollo suba, pero si este refleja el costo producir este pollo es más alto, el aumento de precios es eficiente.

Para ilustrar lo dicho anteriormente, si aumenta el precio del petróleo por escasez o fenómeno climatológico, esto debería de repercutir en que la gente entienda que este recurso es más costoso y racionar su uso. Si lo que hacemos es evitar que el precio aumente a través de un subsidio u otra política de intervención, no vamos a lograr la corrección del comportamiento de las personas.

Si rompemos esta forma en la que el mercado opera, al final generamos una escasez generalizada, racionamientos, colas, como ya lo hemos vivido. Si entendemos que el tema climatológico se va a volver estructural, que el mundo va a vivir choques climatológicos más frecuentes y severos, la inflación se volverá más volátil (hacia arriba o abajo).

  • La forma en que un banco central ataca este tipo de inflación tiene que cambiar.
  • Se discute a nivel global algún tipo de cambio en la forma de hacer política monetaria, por ejemplo, ampliar el rango meta de inflación (que está entre 1 y 3 por ciento).
  • Si la inflación será más volátil, los agentes deberán entender que el banco central no debería forzar el instrumento monetario cuando no está construido para ese tipo de choques.

Aunque un banco central debe tratar de adaptarse, pienso que las herramientas para enfrentar el cambio climático están en otro lado. Julio Velarde declaró a Bloomberg que la inflación debería bajar al 3%, hacia finales de 2023, ¿ves viable esta proyección? Creo que es bastante optimista.

Pienso que se va a situar por encima de 3%. Si es que no hay mayores choques hacia adelante. Concordamos en que se va a producir una reducción en la inflación durante este año, lo cual es positivo. Esto refleja que el banco central es capaz de controlar las expectativas de inflación de los agentes y que estas no se han desbordado.

Es positivo porque estabilizar el mercado, genera calma y confianza en la moneda. Creo que el sol, como se habla mucho en estos momentos, es una de las monedas que ha tenido mejor desempeño a nivel regional en los últimos 20 años, hoy estamos viendo un tipo de cambio por debajo de 3.7, un sol que realmente refleja una política monetaria adecuada.

  1. Yo diría que todavía tendremos una inflación superior al 3 por ciento porque todavía hace falta un ajuste al alza en salarios y servicios.
  2. A propósito de la fortaleza del sol, frente a otros países que están en crisis, ¿cómo se ve al Perú en la región? Creo que el Perú destaca por su manejo económico.

Algo que no se termina de comprender es la importancia de la parte fiscal. Un banco central no puede dedicarse a hacer su trabajo si es que el fisco no está en orden. En esta discusión sobre el magnífico trabajo que ha hecho el banco central, no se dedica suficiente tiempo a hablar de lo positivas que fueron las leyes fiscales implementadas a finales de los 90 en Perú.

  1. Nuestro país mantiene un marco fiscal envidiable, tiene el nivel de deuda de la región más bajo y a nivel global está dentro de los países grandes (geográfica y demográficamente hablando) con los menores niveles de endeudamiento.
  2. Con ello, se evita que se le ponga presión al banco central para que emita de manera descontrolada.

Hoy, esto se discute mucho a nivel global. En el “World Economic Outlook” del FMI del mes pasado se toca el tema fiscal y se señala que muchas de las medidas fiscales tomadas durante la pandemia para frenar la inflación han generado un debilitamiento importante en el fisco de los países en desarrollo.

  • A la par, la política monetaria de los Estados Unidos mantiene altas las tasas de interés, con lo cual, si uno tiene una deuda grande, y tiene que pagar un interés grande por esa deuda, se configura un problema fiscal muy importante.
  • Por fortuna, Perú no está en esa posición.
  • Es también importante comprender que está situación macro solamente refleja las bases de la casa, no son la casa en sí.

Perú requiere una serie de reformas adicionales. Siempre que la macro esté ordenada podemos tener ese espacio para pensar en mejorar las políticas públicas y de seguridad social, que son fundamentales. Hablando de las reformas de los 90, desde tu punta de vista, ¿cuál sería la reforma pendiente para el Perú? Al final del día, creo que la razón por la que uno no logra avanzar es porque en economía no incorporamos tanto el tema del conflicto.

  1. Es un tema complejo desde el punto de vista económico, pero es el más importante para entender el crecimiento.
  2. Entonces, en Perú hace falta cierta empatía, somos una de las sociedades que registra los niveles más bajos de confianza interpersonal, es decir, confiamos muy poco en otro peruano, lo que se refleja en el hecho de que ninguna posición cede.

Todas las reformas que podamos discutir (educación, salud, tecnología, etc.) generan ganadores y perdedores. Creo que, si la reforma genera beneficios al país, de alguna manera uno esperaría que los perdedores sean compensados. Resulta difícil que los perdedores cedan si es que un Estado con baja institucionalidad y poca credibilidad será el encargado de generar esa compensación.

  1. Ahí es donde estamos entrampados.
  2. Más que hablar de una reforma en específico, me enfocaría en el diseño de la reforma, y que este diseño tenga siempre en mente quiénes pierden (y se elabore una forma de compensación creíble) y que haya una buena comunicación.
  3. Creo que muchas reformas positivas no consideran la oposición natural que conllevan y las dificultadas para que dicha oposición permita las reformas.

Así ocurren avances que se pierden con demasiada facilidad.

¿Cuál es la diferencia entre inflación y deflación?

La inflación es el incremento, a nivel general, de los precios y, la deflación, es todo lo contrario, es decir, cuando el nivel general de los precios disminuye notablemente y de forma prolongada en el tiempo.

¿Cómo salir de la deflación?

Cómo se calcula, la fórmula del deflactor del PIB – El deflactor del PIB es el resultado de dividir el PIB nominal y el real: Deflactor del PIB = PIB nominal / PIB real Nota: el PIB real es el PIB a precios constantes, es decir, para su cálculo se toman los precios del año considerado como base.

Por ejemplo, imaginemos que la producción de un país en el año 2020 está compuesta por 10 coches, a 10.000 euros cada uno; al siguiente año, se producen 11 coches, a 12.000 euros. PIB nominal 2020: 10 x 10.000 = 100.000. PIB nominal 2021: 11 x 12.000 = 132.000. Según esto, la economía habría crecido un 32% en ese año.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que parte de la subida se debe al ascenso de precios (es decir, a la inflación). ¿Cuál sería el PIB real en 2021? Para calcularlo, se tomaría la producción, pero con los precios del año base, es decir: PIB real 2021: 11 X 10.000 =110.000.

¿Por qué China está en deflación?

La deflacin china probablemente resulte temporal – La cada de los precios suele ser una preocupacin cuando es generalizada y causada por empresas desesperadas por vender a consumidores que no estn dispuestos o no pueden comprar debido a una coyuntura difcil.

Esto no describe ni la economa de China ni sus movimientos de precios, La recuperacin econmica luego de la reapertura ha decepcionado, el sector inmobiliario sigue siendo una seria preocupacin, pero la produccin todava est creciendo y una expansin de cerca del 5% este ao todava es posible. Alerta en China: las exportaciones tienen la peor cada desde la pandemia “La recuperacin del consumo en China sigue siendo dbil y desigual, pero esto est lejos de la deflacin al estilo japons “, dijo Duncan Wrigley, economista jefe para China en Pantheon Macroeconomics.

Si bien el ndice de precios al consumidor (IPC) chino cay a -0,3% en julio, tambin ocurri una pequea cada en los costos en 2021. Ahora, al igual que entonces, la deflacin parece temporal, ms el resultado de efectos de base que de problemas profundos, Neil Shearing, economista jefe de Capital Economics, dijo que el aumento de la inflacin core -que excluye alimentos y energa y se considera una mejor medida de las presiones de precios subyacentes- del 0,4% de junio al 0,8% de julio demostr la falta de deflacin arraigada en China,

¿Cómo afecta la inflación a las personas?

Definición de inflación – Cuando hablamos de inflación nos referimos a una subida de los precios de los bienes y servicios de un país que es generalizada y sostenida en el tiempo. Es muy sencillo: cuando el nivel de los precios sube, puedes comprar menos con el mismo dinero.

¿Cómo afecta la inflación a los mexicanos?

¿Cómo afecta la inflación en México? – La inflación en México tiene efectos para todas las personas, ya seas consumidor, empresario o inversionista:

Consumidores. Impacta en el poder adquisitivo de las personas, ya que la cantidad que usabas años atrás para comprar ciertas cosas, ya no te sería suficiente el día de hoy para comprar lo mismo que antes.

Es recomendable que las personas reduzcan sus deudas, sobre todo las que tienen tasas variables que puedan impactar negativamente en sus finanzas, por ello, el control de gastos es importante para evitar gastar en lo que no es necesario.

Empresas. Las consecuencias de la inflación para las empresas impactan en el aumento de precios de materias primas, tal como el combustible, la electricidad, alimentos y otros materiales que afectan los costos de servicios y productos.

A partir de ello, las personas empresarias deciden incrementar el costo final para los consumidores, pero al no tener una economía sólida, es posible que las ventas disminuyan.

Inversionistas. La volatilidad y el movimiento de tasas de interés pueden traer ventajas y desventajas para los inversionistas dando paso a riesgos en sus finanzas u oportunidades para incrementar su patrimonio. Por lo cual, es recomendable diversificar las inversiones para cuidar de la manera más conveniente tu dinero.

¿Qué es Estanflacion ejemplo?

Estanflación Z7_3OKIGJ82OGBU606GSJSBQNLC11 La estanflación es un concepto acuñado a partir de los términos “estancamiento” e “”. Se utiliza para designar una situación económica en la que se da una alta inflación y un estancamiento de la economía, con tasas de crecimiento del bajas o negativas.

Tradicionalmente se consideraba que recesión (tasas de crecimiento negativo e incremento del desempleo) e inflación (alza de los precios) eran dos problemas incompatibles en una economía; si se daba uno no podía producirse el otro. Sin embargo, con el tiempo se vio que en ocasiones ambos problemas pueden coexistir, siendo una de las situaciones más difíciles de atajar.

Esto se debe a que las soluciones que se propugnan para controlar la inflación o para reactivar la economía actúan en dirección contraria. Para combatir la inflación se suelen tomar medidas que frenen el consumo, como elevar los tipos de interés, aumentar la presión fiscal, etc.; lo que al mismo tiempo reduce el crecimiento económico; mientras que para reactivar la economía se intenta incrementar el consumo bajando los tipos de interés, aumentando el gasto público, etc., lo que hace subir los precios, y consecuentemente la inflación.